lunes, 10 de mayo de 2010

Inú un espíritu de vida.



Inú nació de las aguas y de la tierra, entre flores y hojas de nenúfar.
Pero no solo ella era recibida con alegría, la primavera traía mas de 2000 pequeñas hadas, hermanas todas ellas.

Desde un primer momento Inú empezó a destacar, tenía ganas de trabajar, de aprender, quería tenerlo todo ya. Lo que hacía que desentonara y entorpeciera con su ímpetu el aprendizaje de las demás, ya que ella siempre quería ser la primera en todo.
Era sabido que poseía aptitudes y gran inteligencia, pero carecía de paciencia.
No era arrogante y tenía gran corazón, pero todo debía hacerse a su manera, sin darse cuenta de que las demás no podían seguirla el ritmo y que mientras ella ocupaba dos tareas, las demás solo se dedicaban a una.
A ella eso le parecía lento y aburrido, sin darse cuenta de que sus maneras realmente no eran tan fiables, pues al querer hacerlo todo rápido y a la vez , había cosas que se quedaban a medias o sencillamente no estaban bien rematadas.

Crecía la pequeña hada y esto seguía sucediendo, pero las responsabilidades eran cada vez más grandes y la dificultad era mayor, pero aún así ella no veía inviable su manera de trabajar.
En la escuela les enseñaban a usar la magia que había dentro de sus espíritus y para ello se requería concentración, paciencia y serenidad.
Eran cualidades de las que Inú carecía por el momento, pero no por que no las tubiera, si no por que no era capaz de comprender que las cosas así se no conseguían.
Si se concentrara en las clases se acordaría de las explicaciones de la hada maestra; si fuese paciente podría repetir los trucos una y otra vez hasta que aquello saliese perfecto y si respirase profundamente y contase hasta tres (o hasta diez en algunas ocasiones)conseguiría serenidad para ver las cosas claras y lograr descubrir las respuestas.
La relación con sus hermanas no era del buena, pues con esta aptitud Inú solo conseguía descontentos por parte de las que la rodaban.
Inú pasaba casi todo el tiempo sola. A ella esa situación le apenaba, pero se refugiaba en sus que haceres y libros. No hacía por arreglar la situación. Cuando conseguía ser aceptada por el grupo, siempre terminaba la cosa mal.
Los mayores desde fuera, andaban todos preocupados por que esto no le iba a reportar nada bueno en un futuro.
Inú empezó a fallar cada más en sus deberes, ya apenas le importaba esforzarse para sacar el mínimo.
Aveces la tristeza se hacía negro en su espíritu y cuando tenía que hacer algún encantamiento, la cosa no salía bien y se armaba buena en la escuela.
Las hadas maestras ponían todo su empeño, paciencia y amor en aquella hada. Pero aquello generó un segundo problema, las demás querían el mismo trato y celosas no trataban con agrado a la hadita, dándola de lado.

La hada crecía y con ella sus aptitudes negativas.
Al no ser aceptada por sus hermanas, se cobijó en las hermanas oscuras, apartándose así de la luz y apagando la magia de su espíritu.

Su cuerpo se empezó a transformar. Aquellos ojos llenos de vida se tornaron negros, sus delicadas manos ahora se deformaron en garras, su piel y sus mejillas sonrosadas , perdieron todo su color.
Ya no era la misma, parecía como si hubiese perdido la voz. La alegría había desaparecido de su alma y a su paso allí por donde pisaba dejaba una huella de muerte.
Muriendo a su paso los brotes recientes, marchitándose todo lo nuevo que la primavera traía. Las flores, que luego darían paso a los frutos se desintegraban como polvo en el aire.

La pena que devoró su alegría, la estaba posellendo y no la permitía ver lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Ver que con su aptitud iba a desaparecer la continuidad de las estaciones.
Era responsabilidad de las hadas el mantener el equilibrio en toda la naturaleza y estaba peligrando seriamente.

Ya nadie sabía como hacer reaccionar a la joven. Hasta que arta, la mas anciana de las hadas. Decidió atajar el problema. Obligó a la muchacha a restablecer y reequilibrar el orden de las cosas.
Pero ella había perdido el hilo de las clases y no sabía como ni que hacer.
Lo intentaba una y otra vez, pero lo intentaba a su manera y sin creer en si misma.
Aún la tristeza y la oscuridad la hacían presa.
La anciana con sus buenas palabras, transmitió serenidad a la joven hada y sintiendose apoyada y comprendida, alcanzó la concentración necesaria para recordar las enseñanzas de las maestras.
Aún así la joven no era capaz de hacer que aquello saliera, ella lo intentaba una y otra vez, pero nada.
Una y otra y otra y ooootra vez más.....Nada, nada, nada, ¡¡¡¡NADA!!!!
La joven se desesperaba,lloraba y lloraba desconsolada.
Frotaba sus enormes y negros ojos, y cuanto más lloraba más dolía. La anciana al ver a aquella pobre hada convertida en un estraño ser y deshecha por la pena y el remordimiento, no pudo hacer otra cosa que agachar su maltrecho cuerpo y arrodillarse junto a la niña. La agarró la cara, la apartó los cabellos y cogió con su otra mano agua de un charco que el rocío había creado y la enjuagó las lágrimas. El mismo frescor del agua, la hizo respirar ondo, calmándola un poco aquella angustia. La pena que dentro de ella se escondía empezaba a salir y a disiparse.
Vio su reflejo en el agua era un rostro nada familiar, pero que sabía que le pertenecía. Estrañada y al mismo tiempo asustada miró a la anciana, esperando una respuesta por parte de ella. Pero esta solo le mostraba una sonrisa y un dedo que señalaba hacia el suelo, justo donde la joven trabajó su magia. Era un brote nuevo y fuerte.
"La paciencia da sus frutos" le dijo la anciana, seguidamente esta se levantó y lo mismo hizo la joven hada. La anciana, colocó una mano sobre el hombro de la más joven y le impuso la responsabilidad de cuidar de las cosechas, hasta su recolección.
Era un trabajo arduo, que requería paciencia y mucho amor.
La mujer creía en ella y eso la motivó, creyendo en si misma, siendo capaz de cometer su tarea.

Ahora pasa el tiempo en silencio, entre las cosechas. No se la ve pero se la siente por que los brotes crecen, las raices se hacen fuertes, las flores brotan y los frutos emergen despues de un tiempo. No se la ve, pero está ahí.....Paciencia.

FIN.

Idea original: Mayte. Mayo 2010.

A mi hijo...tambien pertenece al mundo mágico. Te quiero.

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